La
globalización es algo que nos afecta a todos los países, está
destruyendo las tradiciones y nos están enseñando que se vive solo
para tener y trabajar. La educación no es algo que escapa de esta
situación. En Chiapas, la escuela es considerada como una madre, por
lo que si quitan las escuelas rurales, estarán acabando con las
personas que tienen otro punto de vista, y ven por las comunidades
más pobres. El gobierno no está apoyando la educación por estar
enfocado en otras cosas que en realidad no son tan importantes. Se
desata una fatal violencia entre autoridades y maestros, a grados en
donde los profesores son sometidos a golpes por no cumplir con sus
normas, aun así haya niños y mujeres dentro de las escuelas, ellos
atacan de maneras deshumanizadas para conseguir sus objetivos. Muchos
de los maestros que formaron parte del movimiento en contra de la
revocación de las escuelas normalistas rurales, fueron torturados y otros
tantos asesinados.
Y
a pesar de los esfuerzos de los movimientos marchistas de los
profesores, el gobierno destruyó escuelas en donde asistían las
personas de las comunidades más pobres. La dictadura habla de
libertad y democracia, cuando la verdadera cara de la moneda, es que
somos sometidos ante ciertas opciones que no decidimos. Y si alguno
desde abajo quiere dar una nueva opción, no es aceptada, más bien
se le deja en claro que ese tipo de opciones no existen y se tiene
que resignar a las opciones que se le ofrecen. Es cierto, que las
manifestaciones que son encabezadas por maestros crean mucho
descontrol ante la sociedad, porque se apoderan de los lugares más
transitados, pero de esto no ser así, quizás no serian tomados en
cuenta. Hay dinero para todo, menos para la educación. Estamos llegando a niveles trágicos por ver primero por los bienes de uno mismo, antes que el de los demás. Lo que demanda más que simples manifestaciones, exige un cambio personal de cada uno de nosotros.